No es lo mismo hacer lo imposible que hacerlo imposible.
Somos nosotros quienes hacemos las cosas imposibles, quienes nos ponemos límites y nos subestimamos todo el tiempo, minuto a minuto. No nos damos cuenta de que somos grandes, que podemos hacer todo lo que nos propongamos y más. Alcanzar una meta infinita.
Habrá momentos de nuestra vida en los que un fuerte viento nos empujará hasta el extremo de un abismo, en los que toda nuestra fuerza se convertirá en llantos, impotencia, desesperación... Y todo parecerá estar perdido. Pero, más tarde, nos daremos cuenta de que solo se trata de un mal trago, una mala racha, un bache que desestabilizó nuestro punto de apoyo y nos hizo perder equilibrio. Entonces, justo ahí: levántate, lucha contra lo que parece imposible y vence.
Ahora, escucha ese silencio ensordecedor y sí, de fondo un... puedes.